jueves, 27 de diciembre de 2012

ILUSIÓNATE CON UNA PIEL MÁS VIVA

El término de nutricosméticapodría parecernos novedoso si no fuese porque durante décadas las consultas de los dermatólogos han estado  llenas de pacientes que presentaban un déficit  nutricional. Ya desde sus comienzos se sabía que enfermedades como la pelagra (piel áspera) o el Beri-Beri, motivadas por déficit de vitamina B, cursaban con afectaciones en la piel ya es que el organismo es sabio y ante un déficit se desprende primero de sus  estructuras menos vitales.  La nutricosmética lo que está haciendo es aplicándo los suplementos nutricionales a la salud de nuestra piel con fines cosméticos.
La piel es nuestra barrera protectora del exterior, esta coraza está continuamente reponiéndose, cada 28 días renovamos nuestra piel calculándose en más de 100 kg de epidermis la que producimos en nuestra vida. Esto requiere un aporte nutricional adecuado, sobre todo de agua, vitaminas y minerales.
            Ya desde la época de los egipcios se usaban ungüentos oleosos, Cleopatra se bañaba en leche, para mantener la hidratación de la piel. La hidratación, tan necesaria para la piel, lo conseguimos gracias al agua de bebida y a los alimentos que consumimos. Las frutas y verduras están constituídos en un 90% de agua de ahí su importancia para mantener una piel sana, No nos debemos de olvidar de beber la cantidad adecuada de agua que dependerá del tipo de actividad que realicemos pero que al menos debemos de beber  una  media de 1,5 litros diarios.
Entre las diferentes vitaminas que se están utilizando con fines cosméticos destaca la vitamina E  cuyo efecto antioxidante está más que demostrado. Una dieta  suficientemente variada puede  proporcionarnos la cantidad necesaria, pero con frecuencia el estrés oxidativo del entorno y las situaciones particulares (enfermedades digestivas o de absorción de grasas) requieren de la utilización de suplementos.
A medida que envejecemos nuestra piel se ve afectado por el efecto oxidante de los radicales libres derivado del humo y de los contaminantes. La vitamina E o alfa-tocoferol se obtiene exclusivamente de la dieta y es el principal complejo de protección antioxidante que neutraliza  los radicales en exceso de su acción, en especial, sobre lo ácidos grasos poliinsaturados de la s membranas celulares. A su vez todo el complejo antioxidante requiere de otros nutrientes como el selenio, el zinc o el cobre.
La vitamina E también está implicada en otras funciones como las inmunitarias, la transmisión de señales intracelulares o expresión genética.
Se debe tener presente que no todos los suplementos son iguales y que cantidades excesivas (dosis máxima 1.500 UI/día) pueden ser perjudiciales ejerciendo el efecto contrario, proxidativa y aumentar el riesgo de sangrado. De igual forma, también hay que tener en cuenta las posibles interacciones con la medicación habitual como los anticoagulantes o los anticolesterolémicos.

         Muchos son los minerales que se están utilizando en nutricosmética, como el zinc, el cobre, el hierro etc  y uno de los que más relevancia ha tenido últimamente es el selenio.


            El selenio es un mineral esencial también por el efecto antioxidante de las selenoproteinas. Son, de igual forma, fundamentales para las funciones tiroideas e inmunitarias. Su importancia como suplemento nutricional radica en la variabilidad de su presencia en los humanos motivado por la diferente presencia que se da en los suelos y, por ello, en los alimentos y a su fácil absorción. Los niveles tolerados para el selenio son muy altos sugiriéndose que un nivel de 400 mg/día proporciona un margen de seguridad adecuado.

sábado, 15 de diciembre de 2012

SOMOS NUESTRA MEMORIA, consejos ante el deterioro cognitivo

La salud de la mujer está en el punto de mira de Europa, porque sabe que la población está envejeciendo a pasos agigantados y por lo visto estamos mejor preparadas para ello. Ya en el año 2008 el número de mujeres en Canarias de más de 85 años duplicaba al de los hombres y esta tendencia comienza a partir de los 65 años.
            La memoria es la función de nuestro cerebro que nos permite registrar, almacenar y recuperar información (imágenes, acontecimientos, sentimientos, etc).
            En una sociedad como la actual la memoria es fundamental para que nos permita recordar la gran cantidad de compromisos que adquirimos.
            El envejecimiento de la población hace que aparezcan patolgías que afectan a la memoria, como el deterioro cognitivo leve , el Alzhéimer, otras demencias, patologías neurodegenerativas etc., por lo que tomar medidas de prevención es fundamental..
            Entre un 30 y un 50% de las personas mayores de 65 años tienen algún deterioro cognitivo, y de ellos un 10% se transforman en alguna demencia, por ello es fundamental que ante el primer aviso lo consultes con un médico.
            Estudios recientes nos indican que los niveles de vitamina B12, responsable de la transferencia de grupos metilo en la síntesis de proteína y DNA, juegan un papel importante en el deterioro cognitivo. De hecho en las personas con demencia se suelen detectar elevados niveles de homocisteina, los cuales pueden ser reducidas con vitamina B12 (combinada con ácido fólico y vitamina B6). En cualquier caso todavía no hay un consenso científico respecto a esto. En lo que si existe consenso es en la influencia de la dieta.


¿QUE ELEMENTOS DE LA  DIETA DEBEMOS TENER EN CUENTA?

Facilitan la transmisión de información entre las neuronas. El huevo, los lácteos, los frutos secos, el pescado y el germen de trigo son magníficas fuentes.

Este mineral facilita la concentración en el esfuerzo intelectual y contribuye a la formación de glóbulos rojos, aportando oxígeno al cerebro a través del torrente sanguíneo. Determinadas vísceras, carnes rojas, frutos secos, legumbres, verduras y agua mineral, entre otros, son alimentos ricos en cobre.

Glucosa
El cerebro la consume especialmente durante la actividad intelectual, por lo que es recomendable consumir miel o zumos de fruta de manera equilibrada, evitando la hipoglucemia, que impide el correcto funcionamiento del cerebro.


Magnesio
Potencia la memoria y refuerza el buen funcionamiento de las neuronas. Son ricos en este mineral alimentos como el pan integral, el arroz, los garbanzos, las espinacas, el plátano o el chocolate.

Vitaminas del grupo B
Inciden de forma significativa en el rendimiento del cerebro. La tiamina (vitamina B1) es imprescindible para el buen funcionamiento del sistema nervioso. Está presente en la carne de cerdo, verduras de hoja verde, legumbres, yema de huevo y levadura de cerveza, así como en los cereales integrales, hígado y leche.

Ácidos grasos omega 3
Los ácidos grasos omega 3 que contienen especialmente el atún, el salmón o la caballa son también muy beneficiosos para la
memoria.