jueves, 9 de octubre de 2014

Esa niña de sus ojos



Tiene la Plaza de los Bolos, la actual plaza Suprema de La Laguna, un especial  encanto tejinero. En ella vivió la farmacéutica Juana Quintero que estrenó su licenciatura en Tejina. También vivieron en ella los dos médicos que resistieron los embates de la gripe de 1918, D. Anatael Cabrera, director del Hospital de los Dolores y entomólogo de reconocido prestigio y D. Tomás Sánchez Pinto. Entre ambos residían las hermanas Rivero, las primas tacoronteras de D.Adolfo, y a continuación en el número 9, la actual sede del Centro de Gestión del Conjunto Histórico, su otro primo hermano por el lado tejinero D.Manuel González Morales, concejales ambos del Ayuntamiento de La Laguna por los datistas y  albistas. Por los mauristas estaba en cambio D. Ramón González de Mesa, nacido también en Tejina en la casa de D. Gregorio Suárez. D.Manuel y D.Adolfo fueron también ,junto con Pepe Cruz y Julián Hipólito, miembros de la comisión de fiestas en Tejina en plena epidemia y crisis del 18. 


D.Manuel se había casado con Juana, la hermana de Felipe del Castillo y éste con Ramona, la hermana de D.Adolfo. La otra hermana de éste, Clotilde, lo estaba con D.Tomás Sánchez Pinto. En el año 1929, dos años después de resolverse  el primer expediente de segregación de Tejina, moría D.Manuel y ese mismo año fueron publicadas en la Gaceta de Tenerife las “Impresiones de Tejina”. Bajo el seudónimo de  Arbelo se publicaron seis “articulejos”, como decía el autor, que eran en realidad escritos denuncia de las principales deficiencias socio-sanitarias del pueblo. Describía Arbelo el ambiente de las tertulias de rebotica cuando narraba que era la primera vez que escribía y sólo un enorme aficionado a presenciar esas luchas de inteligencias y razones. Por eso necesitaba manifestar lo mismo que ahora necesito hacer yo, que “no escribe, pues, una pluma brillante, sino una tosca y modesta, que solo busca dar a conocer lo que aquellos no han querido”. 




D. Manuel Glez. Morales era el padre de D.Bartolo, el de las vacas, el cual residía en Tejina junto a Julián Hipólito presidente de las fiestas en 1955. Ese mismo año se nombraba como  primera reina de la fiesta a su hija Carmita y a su corte de honor, entre las que se encontraban sus sobrinas Carmina (la hija de Marcelino) y Soli (la hija de Hipólito). Fue mantenedor en esta primera fiesta de arte D. José Trujillo Cabrera, un cura liberal e ilustrado, que lo fue de Tejina en los duros años que van desde 1943 a 1948 y al que le debemos la ampliación de la iglesia.




Por estos recuerdos viví con agrado la propuesta de nombramiento de mi hija como dama de honor de la reina de las fiestas. Ver a Patricia en una de esas carrozas con traje de época no pudo por menos que recordarme a mi abuelo Marcelino (hermano de Julián), abanderado familiar del optimismo y el saber vivir, que admirado seguro que hubiese exclamado “blanquita, blanquita”.


Siempre me dio la sensación que Patricia tenía una especial vinculación con las fiestas patronales. O al menos, así lo sentí desde el mismo día de su nacimiento cuando al salir del paritorio tuve la necesidad de celebrarlo en soledad, en la cafetería del Ramal, rodeado de todos los que en ese momento se recogían trasnochados de la verbena del Socorro. Desde entonces han pasado dieciocho años, dieciocho fuegos del Socorro, e inconscientemente la comparo con las fotografías que guardo en casa de mis antepasados y pienso orgulloso que de tal palo tal astilla, pero,





¿Por qué nos parecerá, que a pesar de todo,  otros tiempos siempre fueron mejores?





Mientras escucho con añoranza las narraciones familiares de mi madre y mis sentimientos interpretan otra cosa,  mi deformación profesional me dice que nuestro cerebro, a pesar de no ser nada musculado, consume el 20% del oxígeno y la fisiología de la supervivencia nos recuerda que este consumo energético no puede ser gratuito. Los avances de la ciencia son a menudo caprichosos y  si las estructuras priónicas, la de las vacas locas, se las relaciona con enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer ahora parecen que pueden jugar un papel clave en el asentamiento de la memoria lejana. Es la memoria selectiva que tiene nuestro cerebro la que parece jugar a que sólo recordemos lo que verdaderamente interesa. Nos parece que otros tiempos fueron mejores porque de forma innata procedemos a olvidar los malos momentos para recordar sólo los buenos. De esta forma la naturaleza nos indica que para poder afrontar con éxito el futuro siempre debe primar  el optimismo y por mucho que los medios de comunicación se empeñen en aguarnos la fiesta, dicen que  el rostro es la verdadera imagen del alma, por lo que la estética nos puede  ayudar a cargar con la  procesión que podamos llevar por dentro. Es en este aspecto donde la cosmetología tiene mucho que decir para conseguir sentirte bien contigo mismo. Ya Galeno  lo describía cuando comentaba en el Arte de la medicina:



"El objetivo de la técnica de maquillaje es dotar a sí mismo con una belleza que se ha comprado, mientras que el de la cosmética, que es parte de la medicina, es conservar toda la naturalidad del cuerpo, que es acompañado de una belleza natural ... "



Patricia se ha educado en este entorno formativo que con toda probabilidad ha condicionado que vaya camino de convertirse en la tercera generación familiar de farmacéuticos. Una profesión que ya en los años universitarios pudimos comprobar la fuerte carga de feminidad que posee, lo que parece recordar sus orígenes ancestrales cuando en la sociedad de cazadores-recolectores mientras el hombre cazaba, la mujer recolectaba las plantas medicinales para el cuidado de los suyos. Una profesión que evoluciona hacia la creación de una espacio de salud donde la empatía femenina le da sin duda un valor añadido. Como le suelo decir a mi hija eso requiere de los conocimientos necesarios que le permitan pasar de un  estado de simple visualización al de  verdadera observación de la enfermedad para que se pueda traducir en el mejor consejo, sin olvidar por supuesto la carga de sufrimiento que va emparejada a toda enfermedad.


A esa amiga que sin saberlo me ha prestado el título del artículo, y digo bien prestado porque ella cree que es su dueña ,a “Esa niña de sus ojos” como así le llamaba su padre, tengo la necesidad de darle ánimos y recordarle lo que acaba de manifestar ese nuevo referente jesuita, el Papa Francisco, sobre que no se puede ir por la vida con cara de “guindilla en vinagreta”, hay que echar toda la carne en el asador para afrontar  la vida con verdadera empatía, profundidad, y sobre todo, ilusión.