viernes, 16 de diciembre de 2016

El orígen divino de las plantas, el cultivo de la grana




           
El estallido de color que debieron contemplar los primeros europeos al llegar a tierras americanas debió ser tan impactante como lo es hoy. Tras el oro y la plata los europeos se fijaron en este colorido y se interesaron por su obtención. Hoy en día nos impacta todavía la espectacularidad de los festejos relacionados con la muerte en contraste con la  solemnidad con la que  lo hacemos nosotros. Aspecto manifiestamente presente, aún a día hoy, en las festividades del Corpus, la celebración más antigua y la idónea para evangelizar con el Dios sol representando al Santísimo Sacramento a la cabecera de la comitiva. Canarias fue paso obligado para el descubrimiento del nuevo mundo, un descubrimiento que nos influyó, aunque no de igual manera, tanto a la ida como a la vuelta. Si Canarias fue ,con la orchilla,  para los romanos una fuente para el color púrpura, su influencia en el siglo XIX con el rojo de la grana y el azul índigo de orígen americano  no fue inferior.
A ambos lados del atlántico el color rojo tuvo un marcado valor ceremonial tal y como lo atestiguan los rituales mayas o el sagrado corazón de Jesús que se encargaron los jesuítas de difundir. Aspectos que vivimos con mayor presencia los estados frontera como el nuestro y que nos resistimos a perder.


Un símbolo tan emblemático para nuestro pueblo como es el corazón lo tenemos en Tejina desde tiempos muy tempranos cuando los Agustinos portugueses cofundadores de Tejina, fieles a su lema, trajeron al barranco de la Misericordia, el actual barranco Aguas de Dios.  Fueron también los agustinos los que establecieron la tradición del Viernes de Dolores.  El corazón agustino viene a representar el amor completo consumido por el fuego y atravesado por el dolor de la pasión de Jesucristo. El apartado tercero de la Reglade San Agustín establece

“En primer término ya que con este fin os habéis congregado en comunidad, vivid en la casa unánimes tened una sola alma y un solo corazón orientados hacia Dios”

En la época de la revolución francesa fue símbolo de la contrarreforma de los chuanes (realistas frente a republicanos) que se hicieron fuertes en el sur de francia en la misma zona de donde partieron los 100.000 hijos de San Luis con O´Donell entre sus filas. Para los canarios fue nuestra época dorada de la cultura pero para la sociedad en general  fue un auténtico espejismo ilustrado.




El empuje propiciado por el Rey Ilustrado Carlos III con las Reales Sociedades Económicas Amigos del País (RSEAP) había permitido a finales del siglo XVIII reducir el analfabetismo de un 80 a un 70% pero las políticas desamortizadoras destruyeron la única estructura educativa de la que se disponía, la del clero regular. En el censo de 1860 el porcentaje de analfabetismo se superó a sí mismo llegando a alcanzar el 89,99 % de la población (1). La elevada tasa de natalidad que pretendía compensar las defunciones de los menores, junto con las mejoras sanitarias en el control de las enfermedades permitió un paulatino aumento de la población. Esta población se encontró con una crisis derivada de los bajos precios del vino, la desaparición de la orchilla y la barrilla y finalmente la hambruna que provocó la sequía y las plagas. Esto propició una emigración masiva que afectó inclusive a  propietarios como fue el caso en Tejina de los hijos de Manuel Antonio y de Tomás González Alejos (Bartolomé y Tomás) los vecinos que vivían detrás de la Iglesia.
A principios del siglo XIX un cultivo parecía que podría ser el revulsivo que la sociedad canaria requería, la cochinilla, parásito de los nopales con el que se obtenía otro colorante rojo, la grana que debe su nombre, y los variantes como el granate, a que en los comienzos no se sabía si se trataba de vegetal, animal o mineral. La primera referencia científica data de 1525. En 1666 el naturista P.Plumier demostró en laboratorio su orígen animal y en 1756 Charles Lenné en su obra Sistema Natural le asigna el nombre científico de Cactus cacti (2).




La cultura canaria siempre estuvo muy vinculada a los colores como nos lo muestra el topónimo Bermejo que nos toca muy de cerca. Tiene su origen etimológico en el latín medieval vermiculus (cochinilla de carmín) o gusanillo minúsculo. También tiene el mismo orígen su versión francesa Bermellón o el castellano carmesí después de la influencia árabe.
La primera referencia que se tiene sobre el interés que podía suscitar para canarias el cultivo de la cochinilla se le debe a Sabino Berthelot en 1822 (3), pero al que se tiene como verdadero introductor de la cochinilla fue a un párroco José de la Concepción Quintero y Estévez que ejerció en Tejina a comienzos del siglo XIX. Fue este cura el que trajo la penca infectada desde Cádiz  y propagado en 1828 por el cirujano Santiago de la Cruz y por el teniente coronel Juan de Megliorini quienes a su vez se lo hicieron llegar a boticario lagunero ejerciente en Las Palmas Villavicencio. La mejor calidad de la cochinilla sobre el pigmento rojo de Turquía, el desarrollo de la industria textil en Inglaterra con la moda de las nuevas vestimentas como el chaleco carmesí y la fácil adaptación del cultivo hizo que este cultivo sorteara las primeras reticencias de los agricultores y se propagara con rapidez (4). De esta manera Manuel Ossuna Saviñón escribía en 1846 en “Apuntaciones  sobre el cultivo del nopal y cría de la cochinilla en las Canarias” (5)



un movimiento general, como si fuera un golpe eléctrico, ha puesto en acción a todos los propietarios y labradores. que hasta ahora habían permanecido como pacíficos espectadores, que ya no queda rincón alguno en las islas donde no se ensaye el cultivo de la grana

Esta fue la época álgida del tejinero Gregorio Suárez que como comentaba Antonio Pereira y Pacheco en su Municipalidad de Texina (1845) había cultivado de nopales sus propiedades de Arico las cuales disponían además de agua propia. Agua y guano eran requisitos imprescindibles para que el nopal no se viese afectado por el propio parásito. El agua adquirió más protagonismo que incluso la tierra, lo que le da un valor añadido a Gregorio Suárez al constituir una de las primeras comunidades de regantes de la isla (1850) en Tejina con las aguas que discurrían por el barranco Aguas de Dios. Esta política de alumbramientos  alteró el paisaje rural “ … lo que antes era un paisaje cruzado por arroyos y aguas corrientes, se vio de repente convertido en una superficie rigurosamente árida. Los alumbramientos subterráneos secaron los veneros que nutrían los nacientes y corrientes ....”. Desaparecieron los 215 manantiales de superficie de Tenerife (de ellos, 93 de aguas públicas).(6)




La expansión del cultivo fue tan grande que su caída, no podía ser de otra manera, iba a ser peor que la del azúcar o la del vino. Con la aparición de la anilina, el violeta de Perkin (1856) y o negro de Lighfoot y con  la Exposición Universal de Londres (1862), donde se dieron a conocer colorantes como la hulla magenta y solferino, parecía que el reino mineral se imponía sobre el animal (7). La crisis de 1870 fue de tal calibre que la cuarta parte de la población de Las Palmas tuvo que emigrar. Si Tenerife sufrió en mayor medida la crisis del vino Las Palmas lo sufriría  ésta aún más. Historias que se han repetido en Canarias y análisis que no pierden actualidad.
Comentaba entonces Domingo J. Navarro que la ley ineludible de la económica política dice que cuando la oferta excede  la demanda el género que se ofrece pierde estimación. Señalaba como remedio que se abonaran los terrenos y se extiendan otros cultivos como el tabaco, el cultivo del gusano de seda,la vid, la caña de azúcar, el café, las pitas etc.

REFERENCIAS

1.-. El tránsito a la contemporaneidad. Oswaldo Brito González
2.- Los tintes naturales en los tejidos canarios. Nilia Bañares Baudet. El Pajar 99..
3.- El antiguo Santa Cruz. Francisco Martinez Viera.
4.- La explotación de la cochinilla en la canarias del siglo XIX. Nicolás González Lemus. Archipiélago Historia 2ª serie V, (2001).175-192.
5.- Apuntaciones sobre el cultivo del nopal y cría de la cochinilla en las Canarias. Manuel Ossuna Saviñon (1846). Biblioteca Wildpret 02483.
6.-Agricultura y Paisaje en Canarias. La perspectiva de Francisco María de León y Falcón. Domínguez Mújica, J. Moreno Medina, C.J., Ginés de la Nuez, C..

7- Historia Social, Política y Económica de Canarias. La cochinilla en las Islas Canarias. Introducción, expansión, auge y decadencia. Seminario de Estudios Históricos Canarios.