
Con nuestros mayores se hace necesario desterrar viejos mitos que se generalizan con mucha facilidad, como creer que los ancianos comen menos (puede que necesiten menos), que no son capaces de cambiar hábitos (falta de motivación), que siempre tienen mala digestión (si tienen dispepsia sí), que requieren dietas especiales (su dieta ideal es la misma, convenientemente suplementada), que requieren menos líquidos (falso, es para controlar la incontinencia). Nuestros mayores necesitan más que nadie la adaptación de la dieta ideal, es esa adaptación a la situación particular, la que genera controversia, al alejarse de los cánones preestablecidos de porcentajes de macronutrientes.
Se estima que aproximadamente un 15% de la población mayor tiene algún tipo de intolerancia a algún tipo de alimento, que uno de cada cuatro carece de dentadura, pero sobre todo, que un 10% tienen problemas para hacer la compra y un 30% para cocinar. En una sociedad que envejece a pasos agigantados, es conveniente reflexionar sobre la importancia de la valoración nutricional de nuestros mayores y la adaptación de sus dietas.
El envejecimiento supone cambios fisiológicos que requieren de esta adaptación, sin que esto suponga un cambio en sus costumbres, de tal forma que en la alimentación, además de nutrir, se mantenga el placer de comer. La falta de dientes no es la principal razón para elegir una dieta triturada. Desde la dieta normal hasta la triturada total, existe toda una gama de texturas que se deben respetar, de igual forma, que bajo el adecuado asesoramiento médico, se deba proceder a la suplementación nutricional que requiera la situación fisiológica particular. El suplementar con calcio o vitamina D, así como la necesidad de un aporte adicional de vitamina B12 requiere ser valorado por el médico, de igual forma que se debe tener presente la reducción de los niveles de sodio o una hidratación suficiente. Todos estos aspectos quedan reflejados en el icono en forma de plato que aparece en la imagen que está sustituyendo a la ya clásica pirámide nutricional y que se nos presenta como una figura más amigable en la que ,sobre todo, nos invita a compartir mesa y mantel.