
De igual forma que le ocurrió a Viera y Clavijo, El Prebendado Pereira y Pacheco, en su últimos años de ejercicio profesional, abandonó la ciudad de La Laguna, su ciudad natal, y se retiró a un lugar más humilde, la Parroquia de Tegueste. Tal era la pobreza de este pueblo que él mismo narraba que ni pósito tenía. A este clérigo ilustrado le debemos un plano en el que sitúa las principales calles de Tejina coronado por las tres principales ermitas que citaba Núñez de la Peña, San Bartolomé, San Sebastián y San Juan. La advocación a estos tres santos protectores nunca fue caprichosa, protegía sobre todo del hambre y de la enfermedad.


Según observamos en el Plano de Pereira, Tejina tenía sólo dos calles la calle que iba para arriba y la calle que iba para abajo. Tejina nunca tuvo la tercera Calle del Medio de la que sí dispusieron otros pueblos como Garachico o Arona.

La relación que tuvo desde sus orígenes la ermita de San Juan y la de San Bartolomé lo atestigua su patronazgo. Construida la ermita de San Juan en 1628 por María y Catalina de Vargas, antecesores de los Tabares, se le otorga patronato en 1638 a Juan de Vargas Cabrera Capitán General de Cumaná (en la actual Venezuela). Casó con Gracia Jerónima hija de Bernardo Lercaro y Jacobina Westerling benefactores del edificio del Arca de la Misericordia de Tejina. Es una huella genovesa y flamenca temprana la que tenemos en Tejina con esta cuarta generación de Lercaros afincados en Canarias casados con los Westerling. La Alhóndiga, como la conocemos en Tejina, de iniciativa exclusivamente vecinal y eclesiástica, es la que caracterizó el espíritu cooperador de la Tejina del siglo XVII. Sus estatutos y su carácter abierto son un ejemplo para el propio Olivera (4), el cual cita como otro de los benefactores al Alférez Francisco Suárez de Armas que tal y como reza en su hoja de servicios era responsable de la custodia de los embarcaderos de la costa de Tejina (Bajamar) y Punta del Hidalgo.

El acto principal de las fiestas de Tejina en el siglo XVIII era la Librea. acto de ofrenda al santo que conmemoraba la victoria de Lepanto a imitación de lo que se hacía en Sevilla. Como ya citaba en su diario Juan Primo de la Guerra, vizconde de Buen Paso (6), esta librea era igual que la de todos los pueblos pero enlucida con la presencia física del Regimiento de Ultonia, mercenarios irlandeses afincados en Tejina que vinieron con Cagigal. El cambio de una sociedad militar por otra agrícola y la marcha del Regimiento de Ultonia durante la Guerra de la Independencia dejaron sin sentido este acto festivo que estuvo vigente hasta principios del siglo XX.
Las fiestas de Tejina y su acto de ofrenda de los Tres Corazones a San Bartolomé simboliza esta ofrenda a tres bandas de la tradición renovada de la Librea del siglo XVII. Según narra la tradición oral que me ha llegado de mi abuelo a los corazones de la Calle de Arriba y de la Calle de Abajo se le unía entonces el de Bajamar. Aunque existe controversia en este último aspecto lo que sí parece contrastada era la participación de Bajamar en los actos litúrgicos junto con la Calle de Arriba y La Calle de Abajo hasta ya entrado el siglo XX. Una terna devocional que tenía como puerta de entrada a la ermita de San Juan, una puerta a los embarcaderos de la Punta que de igual forma que servía para dar entrada al comercio también lo hacía para la enfermedad.
REFERENCIAS
(1 Nuñez de la Peña, Juan (1676). Conquista y antigüedades de las islas de la Gran Canaria y su descripción, con muchas advertencias de sus privilegios, conquistadores, pobladores, y otras particularidades en la muy poderosa isla de Thenerife, pag 339.
(2) Baez Hernández, Francisco. La comarca de Tegueste (1497-1550). Un modelo de la organización del espacio a raiz de la conquista, pág 143.
(3) Rumeu de Armas, Antonio (1945) Piratería y ataques navales contra las Islas Canarias.
(4) Rosa Olivera,Leopoldo de la. Noticias históricas de la Parroquia de San Bartolomé de Tejina. Revista de Historia, número 62. Abril-junio de 1943.
(5) Santana Rodríguez, Lorenzo. Consideraciones en torno a las pautas en los encargos de las esculturas de carácter religioso en Canarias durante el Quinientos. Estudios Canarios LVI (2012), pag 132.
(6) Rosa Olivera, Leopoldo de la,. Diario de Juan Primo de la Guerra.
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