A finales del
siglo XIX, en 1898, España perdía sus últimas colonias en Cuba. La decadencia de
este final de siglo iba a ocasionar en toda Europa dos guerras mundiales en tan
sólo 40 años. La primera farmacia en Tejina se instaló en este ambiente con el
agravante de la gran depresión del 29. Esta farmacia se constituía como un
verdadero espacio de salud de 24 horas, ya que los médicos que ejercían en la
zona D.Miguel Melo o D. Fernando Reig residían en La Laguna y Tegueste
respectivamente. El primer médico no se instaló en Tejina hasta una década
después, D. Rigoberto Díaz Mederos, como una iniciativa privada de los propios
vecinos del pueblo, como Pancho Alejo, quienes lo habían conocido realizando
las milicias universitarias en el batallón militar que se había instalado en
Tejina. D. Rigoberto residió en la Calle Génova , cerca de El Campito, y ejerció la
medicina durante tres años hasta que obtuvo por oposición la plaza de Médico
Titular de Güimar donde con el tiempo se constituría en toda una institución.
En éstas mismas fechas sí se ocupó en cambio una plaza oficial de Profesor
Practicante Titular por D. Octavio Cabrera que residía en casa de Julián
Hipólito, por encima del Cuatro Caminos, en la actual Araucaria. Fue sólo
entonces cuando por fin se ocupó la plaza de Inspector Médico Municipal en
Tejina por D.José Ascanio que residió en el antiguo batallón militar, el actual
grupo escolar de S. Bartolomé de la Calle Tomás González Rivero. Cerca de 30 años
habían pasado desde la primera solicitud y confirmación por el pleno del
Ayuntamiento de la Laguna
de un médico para Tejina.
En
1934 se intaló en Tejina el farmacéutico D. José Rodríguez Hernández. Fue la
lotería del cultivo del tomate lo que arruinó a este hijo del antiguo alcalde
de Gáldar, uno de los cuatro hermanos que también fueron los primeros
licenciados de su pueblo. Este Inspector Farmacéutico Municipal con farmacia en
Gáldar y Las Palmas, concejal y primer teniente de Alcalde de Las Palmas se vió
en la tesitura de ante la única opción que tenía de irse ejercer a Guinea trasladase en su lugar a La Laguna , ciudad donde había
estudiado el bachillerato. Fue su familiar de acogida, el Dr. D. Tomás Sánchez
Pinto, Inspector Médico Municipal, el que le convenció de que la mejor opción para ejercer su profesión
estaba en Tejina, siempre pensando en la educación de sus
hijos. Conocía el Dr. Sánchez Pinto perfectamente que las reinvindicaciones
tejineras en materia sanitaria habían sido utilizadas en el expediente de
segregación de Tejina presentada por su cuñado D. Adolfo González Rivero en
1926. Esto propició que en los presupuestos de 1927 se consignara
específicamente la plaza del Médico de Tejina, diferenciándolo de los otros
tres existentes lo cual requería la presencia de un farmacéutico. Ya en las
actas del pleno de 3 de abril de 1926 aparece la renuncia del Médico titular D.
Angel Capote Gutiérrez y el nombramiento de D. Eladio Zerolo Alvarez al que se
le impuso nuevamente la obligatoriedad de residir en Tejina.
D. José vivió
en Tejina sólo 6 años desde 1934
a 1940, pero fueron suficientes para grabar en la
memoria de su hijo Jesús, de 4 años, unas vivencias que ahora con 83 años me
narra con una claridad sorprendente. D. Jesús Rodríguez, actual farmacéutico de
la Paterna en
Las Palmas, recuerda perfectamente tanto las algarabías en torno a las
celebraciones en Tejina de la victoria electoral del Frente Popular de febrero
del 36, como los diálogos de rebotica que se producían en la farmacia, en torno
a la radio comprobando la evolución de la contienda, entre su padre D. José, D.
Miguel Lemus y el párroco D. José
Rodríguez García. Esta vieja radio que es capaz de sintonizar frecuencias
extranjeras siempre me ha recordado como en torno a ella todos mis hermanos
ayudábamos en la recepción de los pedidos, rellenando y pegando los tickets con
pinceladas de la goma arábiga que teníamos almacenada.
Fueron estos diálogos de rebotica la verdadera antesala de los que luego
se producirían en su farmacia en La
Laguna , la farmacia Asiul, que le darían fama porque por su
cercanía llegaron a competir con las tertulias del Ateneo. Frente apellidos
como Santos o Renedo, apellidos que denotan a canarios nuevos,
desde sus comienzos en Tejina eligió el nombre de Asiul en homenaje a su cuñada (Luisa al revés) que se erigió como especial valedora ante su marido Sebastián, también farmacéutico, y al resto de su familia política para ayudarle a salir adelante. De esta época también he podido conservar el autoclave que D. José utilizaba para fundir las grasas de su medicamento estrella “La Bernebina ”
un ungüento negruzco muy utilizado para la tetera de las vacas y cuyo nombre se
lo puso en recuerdo a Bernabé Hernández al que llamaban “el tuerto”, conocido curandero que ejercía de veterinario
para toda la comarca y residía en el
Pico Bermejo. En su fabricación le ayudaba Gregoria, una teguestera que
alternaba los trabajos domésticos de la cocina con el mortero de la rebotica.
D. José se trasladó a La Laguna
para cubrir la plaza vacante de inspector que se produjo tras la muerte de
D.Manuel Santos Madan, lo cual le
permitió escoger una ubicación idónea para la
misma, a la sombra de la catedral, al mismo límite del
3ªdistirito, entre la
parada de guaguas y el Hospital de los
Dolores. Mientras tanto dejaba en Tejina unbotiquín en el Ramal que
atendía Gregoria la cual utilizaba el servicio regular de guaguas como forma de
abastecimiento. Una forma que no nos debe de extrañar si tenemos en cuenta que
las farmacias de La Laguna se abastecían a su
vez de una combinación de tranvía y mulo.
desde sus comienzos en Tejina eligió el nombre de Asiul en homenaje a su cuñada (Luisa al revés) que se erigió como especial valedora ante su marido Sebastián, también farmacéutico, y al resto de su familia política para ayudarle a salir adelante. De esta época también he podido conservar el autoclave que D. José utilizaba para fundir las grasas de su medicamento estrella “
Muy buen artículo. Don Alfonso Morales tiene un discípulo meritorio.
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