Tiene
la Plaza de los Bolos, la actual plaza Suprema de La Laguna, un
especial encanto tejinero. En ella vivió la farmacéutica
Juana Quintero que estrenó su licenciatura en Tejina. También
vivieron en ella los dos médicos que resistieron los embates de la
gripe de 1918, D. Anatael Cabrera, director del Hospital de los
Dolores y entomólogo de reconocido prestigio y D. Tomás Sánchez
Pinto. Entre ambos residían las hermanas Rivero, las primas
tacoronteras de D.Adolfo, y a continuación en el número 9, la
actual sede del Centro de Gestión del Conjunto Histórico, su otro
primo hermano por el lado tejinero D.Manuel González Morales,
concejales ambos del Ayuntamiento de La Laguna por los datistas y
albistas. Por los mauristas estaba en cambio D. Ramón González
de Mesa, nacido también en Tejina en la casa de D. Gregorio Suárez.
D.Manuel y D.Adolfo fueron también ,junto con Pepe Cruz y Julián
Hipólito, miembros de la comisión de fiestas en Tejina en plena
epidemia y crisis del 18.
D.Manuel se había casado con Juana, la
hermana de Felipe del Castillo y éste con Ramona, la hermana de
D.Adolfo. La otra hermana de éste, Clotilde, lo estaba con D.Tomás
Sánchez Pinto. En el año 1929, dos años después de resolverse el
primer expediente de segregación de Tejina, moría D.Manuel y ese
mismo año fueron publicadas en la Gaceta de Tenerife las
“Impresiones de Tejina”. Bajo el seudónimo de Arbelo se
publicaron seis “articulejos”, como decía el autor, que eran en
realidad escritos denuncia de las principales deficiencias
socio-sanitarias del pueblo. Describía Arbelo el ambiente de las
tertulias de rebotica cuando narraba que era la primera vez que
escribía y sólo un enorme aficionado a presenciar esas luchas de
inteligencias y razones. Por eso necesitaba manifestar lo mismo que
ahora necesito hacer yo, que “no escribe, pues, una pluma
brillante, sino una tosca y modesta, que solo busca dar a conocer lo
que aquellos no han querido”.
D.
Manuel Glez. Morales era el padre de D.Bartolo, el de las vacas, el
cual residía en Tejina junto a Julián Hipólito presidente de las
fiestas en 1955. Ese mismo año se nombraba como primera reina
de la fiesta a su hija Carmita y a su corte de honor, entre las que
se encontraban sus sobrinas Carmina (la hija de Marcelino) y Soli (la
hija de Hipólito). Fue mantenedor en esta primera fiesta de arte D.
José Trujillo Cabrera, un cura liberal e ilustrado, que lo fue de
Tejina en los duros años que van desde 1943 a 1948 y al que le
debemos la ampliación de la iglesia.
Por
estos recuerdos viví con agrado la propuesta de nombramiento de mi
hija como dama de honor de la reina de las fiestas. Ver a Patricia en
una de esas carrozas con traje de época no pudo por menos que
recordarme a mi abuelo Marcelino (hermano de Julián), abanderado
familiar del optimismo y el saber vivir, que admirado seguro que
hubiese exclamado “blanquita, blanquita”.
Siempre
me dio la sensación que Patricia tenía una especial vinculación
con las fiestas patronales. O al menos, así lo sentí desde el mismo
día de su nacimiento cuando al salir del paritorio tuve la necesidad
de celebrarlo en soledad, en la cafetería del Ramal, rodeado de
todos los que en ese momento se recogían trasnochados de la verbena
del Socorro. Desde entonces han pasado dieciocho años, dieciocho
fuegos del Socorro, e inconscientemente la comparo con las
fotografías que guardo en casa de mis antepasados y pienso orgulloso
que de tal palo tal astilla, pero,
¿Por
qué nos parecerá, que a pesar de todo, otros tiempos siempre
fueron mejores?
Mientras
escucho con añoranza las narraciones familiares de mi madre y mis
sentimientos interpretan otra cosa, mi deformación profesional
me dice que nuestro cerebro, a pesar de no ser nada musculado,
consume el 20% del oxígeno y la fisiología de la supervivencia nos
recuerda que este consumo energético no puede ser gratuito. Los
avances de la ciencia son a menudo caprichosos
y
si las estructuras priónicas, la de las vacas locas, se las
relaciona con enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer
ahora parecen que pueden jugar un papel clave en el asentamiento de
la memoria lejana. Es la memoria selectiva que tiene nuestro cerebro
la que parece jugar a que sólo recordemos lo que verdaderamente
interesa. Nos parece que otros tiempos fueron mejores porque de forma
innata procedemos a olvidar los malos momentos para recordar
sólo los buenos. De esta forma la naturaleza nos indica que para
poder afrontar con éxito el futuro siempre debe primar el
optimismo y por mucho que los medios de comunicación se empeñen en
aguarnos la fiesta, dicen que el rostro es la verdadera imagen
del alma, por lo que la estética nos puede ayudar a cargar con
la procesión que podamos llevar por dentro. Es en este aspecto
donde la cosmetología tiene mucho que decir para conseguir sentirte
bien contigo mismo. Ya Galeno lo describía cuando comentaba en
el Arte
de la medicina:
"El
objetivo de la técnica de maquillaje es dotar a sí mismo con una
belleza que se ha comprado, mientras que el de la cosmética, que es
parte de la medicina, es conservar toda la naturalidad del cuerpo,
que es acompañado de una belleza natural ... "
Patricia
se ha educado en este entorno formativo que con toda probabilidad ha
condicionado que vaya camino de convertirse en la tercera generación
familiar de farmacéuticos. Una profesión que ya en los años
universitarios pudimos comprobar la fuerte carga de feminidad que
posee, lo que parece recordar sus orígenes ancestrales cuando en la
sociedad de cazadores-recolectores mientras el hombre cazaba, la
mujer recolectaba las plantas medicinales para el cuidado de los
suyos. Una profesión que evoluciona hacia la creación de una
espacio de salud donde la empatía femenina le da sin duda un valor
añadido. Como le suelo decir a mi hija eso requiere de los
conocimientos necesarios que le permitan pasar de un estado de
simple visualización al de verdadera observación de la
enfermedad para que se pueda traducir en el mejor consejo, sin
olvidar por supuesto la carga de sufrimiento que va emparejada a toda
enfermedad.
A
esa amiga que sin saberlo me ha prestado el título del artículo, y
digo bien prestado porque ella cree que es su dueña ,a “Esa niña
de sus ojos” como así le llamaba su padre, tengo la necesidad de
darle ánimos y recordarle lo que acaba de manifestar ese nuevo
referente jesuita, el Papa Francisco, sobre que no se puede ir por la
vida con cara de “guindilla en vinagreta”, hay que echar toda la
carne en el asador para afrontar la vida con verdadera empatía,
profundidad, y sobre todo, ilusión.
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