
Hace 200 años moría en la cárcel el lagunero Antonio
Saviñón y Yanes, diputado constitucionalista, como consecuencia de la
persecución que acometió Fernando VII de afrancesados y republicanos en lo que
podría considerarse el primer golpe de estado de la España moderna y que daría
origen a las dos españas. Nada pudo hacer ni su hermano el médico Domingo
Saviñón ni su sobrino Juan Machado Dapelo, ambos regidores municipales, para
conseguir su excarcelación. Fue la época en que nos visitó Sabino Berthelot,
gran amigo de Domingo Saviñón, en la excursión para recolectar plantas
medicinales por Anaga.
Tal y como nos describe en su quinta miscelánea al pasar por Tejina pernocta durante dos días en
la casa Juan Machado Dapelo, la tristemente desaparecida casa del Manisero, la
que adquirió unos años después su sobrino nieto político, el tejinero
Gregorio Suárez Morales que según Francisco Martínez Viera (1) fue uno de los
políticos tinerfeños más destacados del siglo XIX.
Es sin duda una figura a rescatar la del Lcdo. Suárez que
es como le gustaba ser citado al primer licenciado de este pueblo. Vivió en la Calle de Abajo, en la
antigua Hermandad, hijo D.Domingo Suárez de Armas (procedente de Tejina)
y de Mauricia Morales Amaral (de La
Laguna ). Fue el último militar (Teniente Granadero en Güimar
) de la saga Suárez de Armas. Esta saga fue iniciada por Andrés Suárez heredero
del mayorazgo de su hermano Jerónimo Suárez Machado que residían en Tejina desde al menos 2 siglos antes.
Eran descendientes del conquistador Manuel Martín y del repoblador portugués
Gonzalo González, primeros beneficiados de los repartimientos de tierras en
Tejina después de la conquista.
Don Gregorio convivió con los generales que participaron en
la última batalla en suelo continental americano, la de Ayacucho, como Jerónimo
Valdés y Baldomero Espartero. Fue un
esparterista que con 18 años, en 1823, participó en Extremadura en la defensa
de la nueva invasión francesa, la de los 100.000 hijos de San Luis. Definió
Ayacucho a esta generación de militares liberales fieles defensores de la
constitución de 1812.
Se licenció en Derecho por la Universidad de San
Fernando de La Laguna en 1840 y perteneciendo a las sociedades secretas
isabelinas comenzó una carrera política vertiginosa condicionada por su amistad
con Espartero. Llegó a ser Alcalde de La Laguna , Diputado Provincial y Diputado a Cortes
en el mismo año de 1841, momento en que fue designado jefe político de Cáceres
y Valencia. Repite su elección a Cortes en 1851 por la isla de La Palma y en 1855, en los
difíciles momentos de la reestructuración administrativa de Canarias. En las
Cortes fue uno de los seis miembros de la comisión legislativa que elaboró el
Proyecto de Ley de Bases de Ordenación de los Ayuntamientos y Diputaciones.
Definido por Marcos Guimerá Peraza (2) como un político de derechas en 1856. En
el bienio progresista del reinado de Isabel II desempeñó el cargo de Oficial
primero del Ministerio de la
Gobernación , pasando después de Fiscal a una Audiencia. Como
miembro de la unión liberal aplaudió la revolución de 1868 colocándose del lado
del progresismo de Sagasta. Proclamado Alfonso XII, contribuyó a la formación
del partido liberal-conservador. Fue Senador
real en sus últimos años, votando con la mayoría que apoyaba al gobierno.
Condecorado en 1887 con la
Gran Cruz de la
Real Orden de Isabel la Católica y a su muerte,
que aconteció en 1888 en su casa de Tejina, presidente del partido
liberal conservador de Tenerife.
En el Ayuntamiento de La Laguna fue compañero de avatares de José Olivera,
también alcalde en períodos distintos, por lo que la descripción que de él nos
hace el autor de Mi Álbum debe de
interpretarse en la justa medida que se merecen dos compañeros de la política
que no debió ser muy diferente de la actual. Como nos describe Olivera,
personaje con tales ínfulas era preferible tenerlo como amigo y a pesar de
sentirse escalón de muchos sabía que a su gestión como Alcalde le debía
precisamente a este tejinero la mano de obra penitenciaria en la construcción
de la Plaza del
Adelantado y los fondos necesarios para la formación de la primera banda de
música lagunera. A su época que estuvo en el Ministerio de la Gobernación le debemos
la concesión de la subvención con que se hizo la carretera de Tejina a Laguna
tan necesaria para dar salida a los productos agrícolas de la única zona de
regadío que en ese momento tenía La Laguna. Sin embargo, también tuvo polémicas
relacionadas con las elecciones que llegaron a los mismos pasillos del
congreso. Se denunciaba que influía en nombramientos de alcaldes pedáneos
que no sabían leer y escribir en una clara alusión a su primo segundo el Alejo
Tomás González Rodríguez, tío de Alejo González González y abuelo de
Matías y de Adolfo. La manipulación política hacía olvidar que los alcaldes
pedáneos se nombraban anualmente y también fueron elegidos el Alejo, Manuel
González Rodríguez (abuelo de Pancho Glez.Glez) y Andrés del Castillo (hijo de
Sebastián del Castillo) que sí sabían leer y escribir.
Por estas polémicas el historiador Francisco María de León
(1799-1871) en su Historia de Canarias (3) le dedica un pie de página con plena
actualidad al comentar que “las elecciones
deben ser más y más reñidas porque el ser diputado abre de par en par las
puertas a grandes empleos y sacia ambiciones exageradas”.
Sin duda las influencias de D.Gregorio afectaron en la vida
de sus vecinos y familiares, así por ejemplo apadrinó en su momento a su
sobrino Antonio Suárez Saavedra.
Educado con su tío materno el párroco de Taganana, D.Telesforo Saavedra, se lo
llevó Madrid cuando era responsable de la sección de telegrafía del Ministerio
de la Gobernación
y con el tiempo se constituyó en toda una referencia a nivel nacional, llegando
a publicar el primer tratado de la historia de la telegrafía cuando se estaba
decidiendo la colocación del cable submarino que unía Canarias con la
península.
Es en
esta época donde se produce el verdadero desarrollo agrícola de Tejina con la
creación por parte de D.Gregorio de la primera comunidad de regantes. La
canalización hacia la costa de las aguas del Riego permitiría el crecimiento
exponencial de sus habitantes. Sólo tenemos que comprobar cómo se ha
multiplicado el apellido Del Castillo, desde que un residente de Los Batanes
llamado Andrés Felipe del Castillo Ramos, tuvo en Tejina tres hijos con Antonia
Pérez Rodríguez, llamados Andrés, Ana y Sebastián, último alcalde de Tejina.
Dos
tejineros de trayectoria desigual, Sebastián del Castillo, último alcalde del
ayuntamiento de Tejina, coetáneo de otro, Gregorio Suárez, que lo fue del de La Laguna. Mientras
el primero dejó una gran descendencia, el segundo con una ambición política
desmedida no dejó ninguna. Su principal heredera fue su sobrina nieta
María del Carmen Suárez Madam quien casó, “charca con charca” con Amaro Felipe
González de Mesa de cuyo matrimonio nació, un 31 de agosto, día de San Ramón
Nonato, un hijo en la misma casa tejinera de su bisabuelo, Ramón González de
Mesa. Nuevamente las piedras parecen ser testigos mudos de la historia y
mientras la Casa
de la Costa ,
heredada por Josefa, hija de Sebastián, aún podemos contemplarla, la casa de
D.Gregorio la han derribado dos veces.
1.- Patriotas y ciudadanos. Parlamentarios canarios del
siglo XIX. Francisco Martínez Viera.
2.- Feliciano Pérez Zamora (1819-1900).- Marcos Guimerá
Peraza.
3.- Historia de Canarias. Francisco María de León.