domingo, 23 de septiembre de 2018

Productos naturales pero venenosos





El proceso de ensayo y error nos permitió descubrir los alimentos necesarios para sobrevivir pero también se descubrió la existencia de plantas dañinas de las que se aislaron los venenos. La custodia de estos venenos fue responsabilidad de los boticarios que ha día de hoy se manifiesta en la custodia de los estupefacientes. Pero con los venenos la automedicación estuvo a la orden del día  convirtiéndose su uso en una una práctica habitual tanto para druidas y brujas como para profesionales del envenenamiento tanto propio como del enemigo.




La belladona y el acónito fueron unas esas plantas preferidas de  los envenenadores medievales y que era muy común en prácticas de brujas y aquelarres, así como para ahuyentar a los hombres lobo. La belladona debe su nombre (bella dama) a su uso por las mujeres para dilatar las pupilas y su nombre Atropa belladona se la dió Linneo en honor a dios griego Atropos. Su acción terapéutica se le debe a la presencia importante de alcaloides como la atropina y la escopolamina que inhiben los efectos muscarínicos de la acetilcolina. Se mezclaba con vino para producir alucinaciones. Las brujas se embadurnaban durante los aquelarres. Algunos autores sugieren que se lo aplicaban en la zona vaginal con ayuda de una escoba provocando esa sensación de vuelo. Algunos autores especulan que la sensación de volar podría ser el resultado del estusiasmo delirante de la belladona y las palpitaciones del acónito (Aconitum napellus) que también tienen la presencia de alcaloides como la aconitina. La aconitina excita y después pàraliza tanto las terminaciones nerviosas como los centros bulbares.




Pero esas prácticas entre la excitación y el suicidio no se limitaban al sexo femenino. La mandrágora se conocía desde la antigüedad y aparecen en cuentos de magia y relatos de brujería. Las raíces de mandrágora (Mandragora officinalis)  tenían forma humana por lo que se creía por ello que tenían propiedades afrodisiácas y estimulante de la fertilidad. Práctica que perdura hasta nuestros días y están siendo perseguidas por las inclusiones en productos supùestamente naturales que están fuera de control. Con fines medicinales estas raíces son secadas y trituradas y se clasifican entre las llamadas hierbas anodinas (calman el dolor) por sus propiedades narcóticas y soporíferas y se utiliza para dolores reumáticos. Tiene además propiedades heméticas y soporíferas y externamente se utiliza por sus propiedades antiinfecciosas. También se utilizaban mezclandolo con vino.  Los principios activos responsables de su acción son alcaloides derivados del tropano como la escopolamina, hiosciamina o mandregorina un potente alcaloide narcótico e hipnótico. En cualquier caso la mandrágora es muy tóxica y debe utilizarse bajo prescripción médica.

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